La puntualidad. Gracias a los teléfonos celulares ya nadie se preocupa por llegar a la hora acordada. No importa si el otro ya salió de su casa o está ahí esperándonos. Le mando un mensaje de texto "Llego en 5"
La memoria, la capacidad de leer y retener información. Cualquier cosa que uno necesite saber o averiguar esta a un click de distancia, previo ingreso a Google o Wikipedia. Entonces, para que estudiarlo o memorizarlo si va a estar disponible ahí, todo el tiempo.
Elimino la percepción de lo que es caro o barato porque para internet todo es gratis: diarios, música, películas, televisión, libros, etc. Gracias que le pagamos al proveedor de internet. Entonces, en el mundo exterior pretendemos lo mismo, que todo sea gratis, y entonces no es de extrañar que cualquier cosa nos parezca "demasiado" cara.
La paciencia. Internet solo cree en el aquí y ahora, todo tiene que ser ya, incluso ya o en simultáneo es tarde. Antes de que un famoso emita su última voluntad en varias páginas ya se advierte "Falleció x". En la Conchinchina están jugando a la bolita, una bolita sale volando y le saca el ojo a una persona e, instantáneamente, podes: ver el video en YouTube y fotos del ojo en millones de páginas. Decimos cosas como: ¡¿Para qué voy a ir al cine si en EEUU ya se estrenó, una persona la fue a ver, la filmó, la subió a internet, yo la baje y listo... ya la vi?! ¡¿Qué me importa si x canal de cable va a pasar la nueva temporada de mi serie favorita si yo la vi el año pasado porque me iba bajando los capítulos de internet?! Una oda a la ansiedad.
La confianza en los profesionales. El médico te dice "Usted tiene esto. Tome este remedio" ¿Vamos a la farmacia? NO. Entramos a internet y buscamos si lo que nos dijo estaba bien. Muchas veces ni llegamos a corroborar lo que nos dijo el médico porque directamente no vamos al médico. Gracias a médicovirtual.com o a algún foro de hipocondríacos ya sabemos qué es lo que nos pasa y cómo solucionarlo.
Sentido de la ubicación, la necesidad de llevar un mapa o una guía T en la cartera. Hoy en día lo único que necesitas es un GPS. Estoy acá y quiero ir acá. Problema resuelto.
La privacidad es un lujo al cual ya nadie tiene derecho. De hecho, el nuevo derecho es el de los demás de publicar, decir y mostrar lo que quieran de vos, donde quieran y como quieran. Jugando a un Gran Hermano que no tiene premio y, al cual, ni siquiera recuerdo haberme anotado.
Ya no se escuchan discos, se escuchan singles. Las disquerías, las cajitas, los cds, los libros con las letras para poder seguir las canciones. La ansiedad por el disco nuevo. El hecho de ir, comprar el disco y escucharlo completo. Ahora lo único que importa de un disco de 12 temas es la canción que sale en la radio, el single, esa que te bajaste pirateada dos meses antes de que el disco llegue a la batea. Lugar donde va a quedar por mucho tiempo porque ya nadie compra discos.
Las cartas. El mail es más rápido, más fácil y más barato. Cualquier cosa se transforma en un mail o, peor aún, en una cadena. Si no se lo reenvías a 40 personas el cuco va a venir a buscarte mientras estés durmiendo.
El álbum de fotos fue aniquilado por las cámaras digitales + Facebook y Flickr. Hoy en día si querés ver una foto tenés que prender la computadora, no hay otra opción. Si las fotos las saco otra persona lo más probable es que te las envíe o las suba a Facebook donde no solo vos vas a poder verte sino sus amigos, tus amigos y los amigos de los amigos de los amigos.
Los libros hace rato vienen en picada gracias a la “conciencia ecológica” (cuánto papel desperdiciado), los e-books y la disminución de los lectores. Entre la vida real más la vida virtual ya nadie tiene tiempo para sentarse a leer un libro.
Para bien o para mal, así son las cosas.