Tengo frío

Todos tenemos un pantalón negro para ir a trabajar que adoramos. Ese que cuando te levantas a las 6 am, buscas y te pones con los ojos cerrados. Ese pantalón negro que combina con todo lo que tenés y te queda bien.

Hoy, es un día triste para mi. Mi pantalón negro dejo de existir.

Estaba en la oficina cuando sentí una correntada particular. Era porque el pantalón estaba completamente roto en la entrepierna. Me puse muy triste pero también entré un poco en pánico. No habíamos llegado ni a la hora del almuerzo, muchas horas quedaban por delante, en las cuáles tendría que: ir al baño, tomar algún cafecito, almorzar. Y si alguien me decía "podes venir", ¿qué iba a hacer?

Generalmente, cuando me sucede algún improvisto, trato de solucionarlo con los elementos que tengo a mano. Un día, por ejemplo, se me rompió el cable del auricular. El cable solo funcionaba si me lo pasaba sobre la cabeza. Como se caía, y quería escuchar música, tenía que de alguna forma hacerlo quedar en ese lugar. La solución fue ponerle algunas hebillas y un poco de cinta scotch (imagínense una antena). Hace poco, se me rompió un accesorio de la bota. La solución la abrochadora. Pero, para mi querido pantalón no había solución posible con los elementos que se encuentran en mi escritorio.

Al rato, me di cuenta de que el piloto que había llevado podía salvarme. Sí, así como se lo imaginan, estuve todo el día con el piloto puesto y logré llegar a casa sin que nadie se diera cuenta de lo que me había pasado.

Cada tanto alguien me preguntaba "¿qué haces con el piloto puesto?". Yo respondía "tengo frío"