El tiempo
Una de las cosas que hace la gente cuando se levanta, incluso antes de ir al baño, es prender la televisión para ver qué hora es y cuál es la temperatura.
Nadie puede negar que alguna vez fue a la costa y en la casa y/o departamento en el que estuvo había un hipocampo que cambiaba de color, y gracias a su mutación, nos permitía saber si el día iba a estar soleado o si iba a llover. De hecho, muchos compran esa porquería para dársela a algún familiar o conocido como regalo a su regreso.
El tiempo nos obsesiona y creo que más a las mujeres porque nos vestimos acorde al tiempo. Lo peor es que antes uno sabía que en verano hacía calor y que en invierno hacía frío. Ahora, el tiempo es impredecible. No tuvimos otoño gracias al verano extendido y en pleno invierno disfrutamos una mini primavera seguida de una semana de lluvia tropical.
Entonces, si estás agotado, como yo, de que: el meteorólogo de turno diga que va a llover; te pusiste las botas de goma, el piloto, agarraste el paraguas y estuvo todo el día soleado y odias al hipocampo adivinador. Te recomiendo que agarres una piedra, le dejes en el balcón, patio o ventana y te conviertas en el meteorólogo de tu familia.