Salí del subte en la estación Brooklyn Bridge y había un espectáculo callejero. El señor de la camisa azul hacía de Michael. Había mucha gente ya acomodada para verlo y yo quería sacar fotos. Me metí entre todos y me senté en el piso para no molestar a nadie.
Al rato pseudo Michael ya no era el foco de mi atención sino todas las sombras que me acosaban.