No los quiero deprimir pero...
Sepan que tener 30 años apesta. Sos grande para las pendejadas y chico para la impunidad de los viejos. Dicen.
Sepan que tener 30 años apesta. Sos grande para las pendejadas y chico para la impunidad de los viejos. Dicen.
Peor los 40; lo bueno, podés decirle a los viejos chotos: ya no soy un pendejo. Lo malo, uno de 21 puede ser un amigo o tu hijo.
No quiero ni pensarlo, lo bueno es que mis compañeros de 18 me dicen:
- ¿¡Cuántos!? Yo te daba (22/21/24).
Y yo:
- Ah, gracias... supongo.
¡Absolutamente!. Como cuando me dicen a mí que me dan 33, 35. Me creo mil. Mil años, digo.