Un castigo divino por salir en pijama
Era temprano (alrededor de las 7:30). Quería galletitas. Como no había galletitas tenía que ir al kiosko y como no me quería cambiar (total tenía que bajar, subir y trabajar en casa) me puse botas, una campera larga, una bufanda y salí. Sí, en pijama (no me juzguen). Cuando salgo del kiosko, galletitas en mano y ese look que seguramente le hubiera parecido cool a Lady Gaga (lo cual es prueba de lo malo que era) me encuentro con alguien. Ese alguien estaba impecable y conversador. Ese alguien se sonreía (por no reírse supongo) y me contaba que recientemente se había mudado al edificio de al lado y "ya te vi varias veces" (entre líneas "no te preocupes, esas otras veces estabas igual o peor que ahora").
Juro que no lo hago nunca más. Mucha vergüenza, mucha.
Creo que si alguien encara, saluda y charla con algo en ese estado, alguien es bastante inteligente o, al menos, desprejuiciado. La próxima, ruleros, please.
Noooo ruleros ya si que no (sería lo único que me falta jaja)